La mentira autoconstruida: por qué algunas personas creen sus propias mentiras
Mentira construía de sí misma Foto: EnfoqueNoticias.es

La psicología humana es compleja y muchas veces desafía la lógica. Entre los fenómenos que despiertan más curiosidad está la tendencia de algunas personas a creer en sus propias mentiras, un comportamiento que intriga tanto a psicólogos como a psiquiatras. Aunque todos mentimos en alguna medida, ya sea por cortesía o para evitar conflictos, el fenómeno en que una persona llega a convencerse de sus propias falsedades va más allá de la mentira cotidiana, involucrando mecanismos psicológicos profundos. En este artículo, exploramos cómo y por qué surge esta autoconvicción, las posibles consecuencias de este tipo de comportamiento y su consideración como trastorno en el ámbito de la psicología.

¿Qué significa “creerse las propias mentiras”?

Cuando se habla de “creerse las propias mentiras”, se hace referencia a una distorsión de la realidad en la que una persona llega a aceptar como verdaderos ciertos recuerdos, experiencias o aspectos de su identidad que, en realidad, son ficticios o han sido alterados. La mayoría de los individuos sabe cuándo está mintiendo, y aunque puede experimentar culpa o incomodidad, es consciente de la diferencia entre la verdad y la mentira. En el caso de las personas que creen sus propias mentiras, esta línea divisoria se vuelve borrosa o, incluso, desaparece.

Esta autoconvicción puede variar en intensidad. Para algunos, es un mecanismo ocasional que utilizan para enfrentarse a situaciones emocionales difíciles o proteger su autoestima. En otros casos, la construcción de la mentira puede ser tan elaborada y profunda que resulta imposible distinguir entre ficción y realidad. Aquí es donde la psicología comienza a preguntarse si esta conducta puede considerarse una forma de trastorno.

El papel de la autoimagen y la disonancia cognitiva

Uno de los principales factores que contribuyen a que alguien se crea sus propias mentiras es la necesidad de proteger su autoimagen. La autoimagen es la percepción que cada individuo tiene de sí mismo, y es un aspecto fundamental para la estabilidad emocional. Cuando alguien enfrenta situaciones que amenazan esta autoimagen, la mente puede recurrir a estrategias para mitigar la ansiedad o el estrés que estas generan. Mentirse a uno mismo puede ser una de estas estrategias, ya que ayuda a evitar confrontarse con una realidad dolorosa o incómoda.

Aquí entra en juego la disonancia cognitiva, un concepto psicológico que describe la tensión que una persona experimenta cuando mantiene dos ideas o creencias contradictorias. Por ejemplo, si alguien se considera una persona honesta pero en realidad ha mentido sobre algo importante, experimentará disonancia cognitiva. Para reducir esta tensión, la mente puede modificar la percepción de los hechos o incluso llegar a reinterpretar la realidad hasta hacerla compatible con la imagen que desea conservar de sí mismo.

La disonancia cognitiva permite que, mediante la racionalización, se justifiquen conductas o pensamientos inconsistentes con los propios valores, lo cual, en casos extremos, puede llevar a que la persona realmente crea en la mentira que ha construido para sí misma.

¿Es una enfermedad psicológica?

El hecho de que una persona se crea sus propias mentiras no siempre se considera un trastorno psicológico. Sin embargo, cuando esta conducta es persistente y afecta el funcionamiento social, laboral o personal, puede estar relacionada con condiciones patológicas. En particular, dos trastornos destacan en este contexto:

  1. Trastorno de la personalidad narcisista: Las personas con este trastorno suelen tener una autoimagen grandiosa y una necesidad excesiva de admiración. Para mantener esta imagen, pueden mentir o exagerar logros, llegando a creer en estas invenciones como un mecanismo de autoprotección. En este sentido, el narcisista no solo miente para impresionar a los demás, sino también para reforzar su propia percepción de superioridad.
  2. Mitomanía o pseudología fantástica: La mitomanía es un trastorno caracterizado por una tendencia compulsiva a mentir. A diferencia de las mentiras sociales o estratégicas, las mentiras de los mitómanos suelen ser excesivas y, a menudo, innecesarias. Los mitómanos pueden creer firmemente en sus historias, lo que les permite mantener una imagen idealizada de sí mismos o generar una realidad más satisfactoria que la propia.

En algunos casos, la mitomanía está relacionada con trastornos de ansiedad o incluso con el trastorno límite de la personalidad, donde la autoconvicción en las mentiras se convierte en un refugio contra el dolor emocional.

Mecanismos de autodefensa: entre la negación y la racionalización

La capacidad de creer en una mentira propia se apoya en dos mecanismos psicológicos importantes: la negación y la racionalización.

  • La negación consiste en rechazar una realidad evidente. Es un mecanismo de defensa común, especialmente en situaciones traumáticas o dolorosas. Por ejemplo, alguien que pierde a un ser querido puede negar la realidad durante un tiempo para evitar el dolor. En el contexto de las mentiras autoconstruidas, la negación permite que una persona evite enfrentar aspectos de sí misma que no desea aceptar.
  • La racionalización implica justificar una conducta o pensamiento cuestionable mediante argumentos lógicos. La racionalización permite que el individuo transforme una mentira en algo aparentemente razonable, lo cual facilita que termine creyendo en ella.

Ambos mecanismos pueden ser útiles en situaciones limitadas y momentáneas. Sin embargo, cuando se convierten en estrategias permanentes, la capacidad de una persona para enfrentar la realidad y gestionar sus emociones puede verse comprometida, llevando a un estado en el que la ficción se convierte en su “nueva realidad”.

Consecuencias de creer en las propias mentiras

La autoconvicción en las mentiras puede tener consecuencias importantes, tanto para la persona que las crea como para quienes la rodean. En primer lugar, puede dificultar las relaciones interpersonales. Cuando una persona se autoconvence de sus propias mentiras, es probable que trate de imponer su versión de los hechos a los demás, lo cual puede generar conflictos y resentimiento en sus relaciones personales o laborales.

Además, esta tendencia afecta el bienestar emocional del individuo, ya que vivir en una realidad distorsionada conlleva una desconexión constante de las emociones y de los aspectos de la vida que requieren atención o cambio. La evitación de problemas reales impide que la persona desarrolle habilidades de afrontamiento, lo que la hace más vulnerable a la ansiedad y la depresión.

Por último, la construcción de una realidad alternativa puede volverse insostenible con el tiempo, ya que cada mentira genera la necesidad de nuevas invenciones para sostenerla, creando un ciclo que, eventualmente, puede desgastar a la persona tanto mental como emocionalmente.

¿Existe un tratamiento?

El tratamiento para quienes tienden a creer en sus propias mentiras depende de las causas subyacentes. En casos donde esta conducta es parte de un trastorno de personalidad o una condición como la mitomanía, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las intervenciones más efectivas. La TCC ayuda a las personas a identificar y cuestionar sus pensamientos distorsionados, promoviendo una mayor autoconciencia y una visión más realista de sí mismos.

En otros casos, la psicoterapia puede enfocarse en mejorar la autoestima y enseñar habilidades de afrontamiento emocional, lo que permite que las personas enfrenten su realidad sin la necesidad de construir mentiras protectoras. La meditación y las técnicas de mindfulness también pueden ser útiles, ya que ayudan a desarrollar una mayor conexión con el presente y promueven la aceptación de la realidad tal y como es.

En última instancia, la habilidad de enfrentarse a uno mismo con honestidad y aceptación es fundamental para el bienestar emocional y las relaciones sanas. La autoconvicción en las mentiras, aunque a veces puede parecer un refugio seguro, termina siendo un obstáculo en el camino hacia el crecimiento y la autenticidad.

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