Sanidad pública en España. Foto: EnfoqueNoticias.es

En España, la sanidad pública es una institución ampliamente valorada por su cobertura universal, la calidad de sus servicios y el acceso equitativo a la atención médica. Desde el nacimiento hasta la jubilación, cada ciudadano y residente puede acceder a los servicios de salud sin enfrentar una factura directa tras cada consulta, intervención o tratamiento. Esto ha llevado a muchos a pensar que la atención médica en la Seguridad Social es «gratuita». Sin embargo, en realidad, el coste de esta sanidad pública está cubierto indirectamente a través de las cotizaciones a la Seguridad Social que pagamos con nuestros salarios, un aspecto que suscita ciertas controversias y lleva a algunos a valorar opciones alternativas, como los seguros privados.

La Seguridad Social en España: ¿es realmente gratuita?

Una de las percepciones más extendidas entre los ciudadanos es que la sanidad pública es «gratuita». Es cierto que, en el momento de recibir atención médica, no se paga directamente, pero esta asistencia está sostenida mediante contribuciones obligatorias a la Seguridad Social. Cada trabajador en España ve un porcentaje de su nómina destinado a financiar no solo el sistema de salud, sino también pensiones y otras prestaciones sociales. Esta deducción representa entre el 6% y el 7% del salario bruto en la mayoría de los casos y permite sostener el sistema.

Para quienes no trabajan, como es el caso de jubilados o personas en paro, el Estado continúa asegurando la cobertura médica gracias a la financiación que obtiene de las cotizaciones de los trabajadores y de los impuestos. Así, aunque no paguemos una factura directamente en la consulta, estamos contribuyendo mensualmente a través de nuestra nómina para mantener la sanidad pública. Es decir, se trata de un sistema solidario, donde todos los cotizantes colaboran para financiar el acceso universal a los servicios sanitarios.

¿Y si pudiéramos optar por no pagar la Seguridad Social?

Dado que la cotización a la Seguridad Social es obligatoria, cualquier trabajador debe contribuir, independientemente de si utiliza o no el sistema público de salud. Esto plantea la pregunta: ¿y si existiera la posibilidad de no contribuir al sistema y, en su lugar, destinar esos recursos a un seguro de salud privado?

En algunos países, existen sistemas mixtos en los que los ciudadanos pueden optar por no pagar ciertas contribuciones si eligen tener un seguro privado. Sin embargo, en España, esta opción no está disponible; la contribución a la Seguridad Social es obligatoria para todos los empleados y autónomos. Este aspecto es visto como una ventaja en términos de equidad y solidaridad, ya que se asegura que todos tengan derecho a una sanidad de calidad sin discriminación por edad, ingresos o situación laboral. Sin embargo, también existe el argumento de que esta obligación limita la libertad de elección de quienes preferirían gestionar su atención sanitaria de forma privada, sobre todo en casos en los que no se sienten satisfechos con los tiempos de espera o la calidad de algunos servicios públicos.

Seguro privado en España: ¿una alternativa viable?

Debido a las limitaciones que enfrenta la sanidad pública en cuanto a tiempos de espera y saturación de recursos, muchos españoles optan por contratar un seguro de salud privado como complemento al sistema público. En 2022, se estima que más de 11 millones de personas en España tenían un seguro de salud privado. Estos seguros ofrecen ventajas como tiempos de espera más cortos, acceso a una mayor variedad de profesionales y, en algunos casos, tratamientos y servicios no cubiertos por la sanidad pública.

Para muchos, el seguro privado es una manera de tener más control sobre su atención médica, con la posibilidad de elegir médicos, clínicas y hospitales de manera más flexible. Sin embargo, a diferencia de los países donde la sanidad pública es limitada y los seguros privados son obligatorios, en España la Seguridad Social cubre la mayoría de las necesidades médicas básicas y urgentes. Esto significa que, incluso con un seguro privado, los ciudadanos continúan pagando a la Seguridad Social a través de sus nóminas.

Así, contratar un seguro privado en España implica un coste adicional, ya que no se exime a los ciudadanos de la contribución obligatoria a la Seguridad Social. Para algunos, esta situación resulta injusta, ya que se sienten obligados a pagar por dos sistemas: uno público al que no siempre recurren, y uno privado que eligen por comodidad o necesidad.

Despejando la confusión: ¿público o privado?

En definitiva, la sanidad pública en España no es gratuita, aunque a primera vista pueda parecerlo. El sistema está sostenido por las contribuciones de los trabajadores, de manera que todos, en conjunto, aseguramos el acceso universal a la salud. Para quienes consideran que la Seguridad Social es «como un seguro privado», es importante señalar que su propósito es diferente: está diseñada como un sistema de solidaridad en el que los trabajadores cubren no solo su atención médica, sino la de toda la población.

Para aquellos que prefieren una atención más personalizada y rápida, el seguro privado es una opción viable, aunque implica un gasto adicional. Sin embargo, es poco probable que España llegue a un sistema donde se pueda optar entre la sanidad pública y el seguro privado en términos de contribuciones obligatorias, ya que se pondría en riesgo el principio de equidad y universalidad del sistema de salud.

Reflexión final

El debate sobre la sanidad pública y la posibilidad de optar por no contribuir a ella es complejo, y tiene tanto defensores de la libertad de elección como de la necesidad de mantener un sistema universal y equitativo. La Seguridad Social en España es un pilar de la sociedad, pero no está exenta de retos, especialmente con una población que envejece y el consecuente aumento en la demanda de servicios.

Aunque cada vez más españoles recurren a seguros privados como complemento, pocos estarían dispuestos a renunciar a la cobertura que garantiza la Seguridad Social. En última instancia, la sanidad pública no es «gratis», pero asegura que todos tengamos acceso a los servicios básicos, sin importar nuestra situación económica.

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